La historia con una gitana que trata de huir con su bebé. Pero Frollo, al
creer que oculta bienes robados, comienza a perseguirla hasta luego
asesinarla en la entrada de la catedral al negarse a entregar a su bebé.
Sin embargo, descubre que los ‘‘bienes robados’’, era en realidad un
bebé muy extraño: el niño es completamente deforme y jorobado de
nacimiento, Frollo intenta matarlo ahogándolo en un pozo. El arcediano
evita que se cometa el segundo crimen, y aconseja a Frollo cuidar al
niño y criarlo como si fuera suyo, ya que de lo contrario enfrentaría la
ira divina, pues la catedral había sido testigo de todo. Así es como
acuerda refugiarlo en el campanario para que nadie pueda ver su
monstruosa humanidad, y decide llamarlo Quasimodo que signfica mal
formado. Veinte años después, continuando con el modo de vida que se le ha
impuesto Quasimodo, se encuentra triste, porque desea con todo su
corazón asistir al Festival de los Bufones que se llevará a cabo en la
ciudad. Mientras sus amigas las gárgolas Hugo, Víctor y Laverne (que
sólo cobran vida en su presencia) lo estimulan a que vaya a dicho
festejo, su amo le prohíbe completamente salir del campanario. Mientras tanto en los alrededores, el capitán Febo,
recién llegado a la ciudad, busca el Palacio de Justicia; sin embargo
nadie parece querer ayudarle. En su deambular se encuentra un grupo de
gitanos tocando música, y queda sorprendido por la belleza de la gitana
bailarina Esmeralda. Inmediatamente, un grupo de soldados intentan
detenerla debido a la orden de Frollo de atrapar a los gitanos que
encuentren. Pero gracias a la oportuna intervención de Febo, Esmeralda
logra escapar. Los soldados tratan de enfrentar al capitán, pero al
darse cuenta de su cargo aceptan llevarlo al Palacio, donde tiene su
primer encuentro con Frollo. Este le explica sus nuevas tareas como jefe
de policía de París, que principalmente se basan en atrapar y asesinar
gitanos. Menciona sus "terribles" fracasos a lo largo de 20 años, pues
aunque lo intenta, este pueblo continúa multiplicándose. Decepcionado y
sin entender por qué es ese su deber, el capitán es invitado por el juez
a presenciar la fiesta.
Quasimodo, finalmente decidido, baja a formar parte de la
celebración. Sin embargo, se encuentra confundido y desorientado debido a
la temática de la fiesta. Nada es lo que parece, todo es raro y
enredado, y en su intento por ocultarse de la gente cae accidentalmente
en la tienda de Esmeralda, la cual se prepara para dar una función en el
festival. Él se sorprende ya que ella no muestra rechazo alguno al
mirar su cara, pero al salir de la tienda la gitana lo felicita por su
"gran máscara". Llegando Frollo a la plaza comienza el verdadero
espectáculo: la gitana es presentada como la más bella aparición y entre
una nube de polvo rosa aparece "La Esmeralda". Con su baile logra
seducir a todo el público, dejando encantados a Febo y Quasimodo, y
ganándose el odio de Frollo. Después comienza la "broma" del día, en que
se coronará al más feo de la ciudad. Así Esmeralda
invita a subir al
campanero al escenario, sin saber que en realidad lo que ve no es una
máscara, sino su verdadero rostro. Al intentar tirar de él se descubre
la verdad. Toda la ciudad observa horrorizada a ese monstruoso ser, y
Frollo no puede dar crédito a lo que ve. Pero el jefe de los gitanos,
Clopin, llega a salvar la situación y corona a Quasimodo como "El rey de
los bufones", con lo que todo el pueblo lo ovaciona como su nuevo rey
tonto. Parece ser el momento más feliz para Quasimodo, pero
repentinamente unos soldados comienzan a lanzarle frutas y verduras, lo
que desencadena una tortura pública en contra del derrocado rey tonto.
Quasimodo le pide ayuda a Frollo, pero el se niega, con el fin de
castigarlo por desobedecer su ordenes, la gente solo se detiene al ver
que Esmeralda sube a liberar a Quasimodo. El juez la obliga a que lo
deje, pero la gitana decide tomar la oportunidad para reclamarle los
maltratos que recibe su gente, exigiendo justicia y llamándolo "el único
bufón del festival". Frollo intenta detenerla, pero ella, con sus
habilidades de hechicería logra escapar y humillar al juez. Este la
acusa ahora de brujería y ordena que la busquen por toda la ciudad, pero
que tienen que entregarla con vida. Quasimodo se disculpa con su amo y
promete no volver a salir, regresando humillado a su refugio. Al mismo tiempo, Febo descubre a Esmeralda disfrazada de un viejo con
su cabra mascota Djali entrando a la catedral para esconderse. Una vez
adentro, comienza a acercarse para intentar entablar una conversación
pero ella, pensando que va a intentar arrestarla trata de defenderse con
una pelea mano-a-mano (como lo llama Febo). Pero para su sorpresa, Febo
le dice que no puede arrestarla mientras esté en la iglesia, y al mismo
tiempo le demuestra estar interesado en ella. Esmeralda se da cuenta
entonces de que no tiene malas intenciones con ella; pero son
interrumpidos por Frollo y sus soldados dispuestos a arrestarla. Febo,
para salvarla, le dice que ella pidió asilo y que no puede hacer nada,
pero el juez, decidido a quebrantar esa ley, es detenido por el
Arcediano que le recuerda una vez más que él tiene un juramento con la
iglesia.
Así, Esmeralda queda atrapada dentro de la catedral, pues la orden de
arrestarla en el momento que salga ya está impuesta. Inspirada por los
demás creyentes alza una plegaria en nombre de su pueblo "los
marginados". Desde las alturas Quasimodo la oye y baja inmediatamente,
pero es acosado por los campesinos y huye de nuevo al campanario.
Esmeralda entonces decide seguirlo para hablar con él. Allí ella logra
conocerlo mejor y descubre que detrás de su horrenda apariencia se
esconde un ser bondadoso. Él le ofrece que se quede en el campanario,
pero ella afirma que no puede ya que "los gitanos no resisten estar
entre muros de piedra", por lo que se limita a ayudarla a escapar
colgándose por las fachadas y canaletas de los edificios. Antes de irse,
Esmeralda lo invita a escapar juntos hacia la Corte de los Milagros (el
refugio de los gitanos), pero él la rechaza alegando que no puede
volver a decepcionar a su amo. Ella decide entonces regalarle un amuleto
para el momento en que se encuentre en dificultades: "Cuando uses este
talismán tus ojos la ruta hallarán". Le promete que volverá a verlo, y
Quasimodo regresa al campanario, pero en el camino se encuentra con
Febo. Este intenta preguntarle por Esmeralda, pero el campanero,
creyendo que quiere arrestarla comienza a atacarlo. Sin embargo, el
soldado logra tranquilizarlo, no sin antes comentarle la buena suerte de
la gitana de tener un amigo como él, con lo que deja claro a Quasimodo
que no tiene malas intenciones con ella. Ya de nuevo en su hogar, las
gárgolas lo felicitan por "espantar" a su rival, pero él se halla
confundido en cuanto a qué es lo que siente la gitana por él, creyendo
que por primera vez alguien se ha enamorado de él, talla en madera una
figura de Esmeralda. En el palacio de justicia, Frollo no logra
explicarse cómo es que la gitana lo seduce tan fácilmente y se cree
víctima de un hechizo, poniéndose como fin que si no logra que ella lo
ame, la quemara en la hoguera por bruja. En ese momento un guardia avisa
al juez que la gitana ha escapado de la catedral. Al día siguiente comienza la frenética búsqueda de Esmeralda por toda
la ciudad, destruyendo propiedades y apresando a gitanos inocentes,
pero sin ninguna huella de ella. Febo observa horrorizado las
atrocidades del juez. En la casa del molinero, Frollo los pone bajo
arresto domiciliario y enseguida le ordena a Febo que queme la casa,
pero él rehúsa alegando que no fue entrenado para matar inocentes.
Acusándolo de cobarde, Frollo se encarga de incendiar la vivienda, pero
el soldado logra entrar salvando a sus habitantes. Los otros guardias
golpean a Febo tratando de tomarlo preso. Cuando está a punto de ser
ejecutado es salvado por Esmeralda, quien escondida crea una distracción
arrojando una piedra al caballo de Frollo y haciendo que se caiga.
Aprovechando esta oportunidad, Febo salta al animal y trata de escapar,
por lo que Frollo ordena a sus soldados que disparen flechas,
consiguiendo herirlo; cae inconsciente desde un puente hacia el río. La
gitana secretamente lo rescata y se lo lleva. Al mismo tiempo, en los
alrededores de la catedral, los soldados le dan el informe a Frollo de
que la gitana no se halló en ningún lado, y al preguntarse cómo podría
haber escapado intuye que fue Quasimodo quien la ayudó.
Desde las alturas, las gárgolas observan el negro panorama de la
ciudad bajo las llamas, temen lo peor para la gitana. Quasimodo aparece,
mostrándose completamente desesperanzado. Pero entonces entre las tres
tratan de convencer al campanero que ella está bien, y que regresara
como lo prometió porque está enamorada de él. En ese instante, ella
entra y se dan un abrazo. Pero desesperada, Esmeralda le dice que
necesita que le haga un último favor mientras le muestra a Febo herido y
le pide a Quasimodo que lo oculte hasta que se reponga. Febo, malherido
comienza a volver un poco en sí, mientras que ella lo cura. Terminando
de darse cuenta de que están enamorados uno del otro se dan un beso,
rompiendo el corazón de Quasimodo que estaba presenciando el momento.
Pero esta escena es interrumpida por Djali, quien avisa que Frollo se
aproxima. Quasimodo esconde a Febo bajo la mesa y al llegar el juez se
muestra muy nervioso y torpe, hasta que Frollo descubre la figura de
madera de Esmeralda y violentamente le reprocha el desastre que ha
provocado al ayudarla a escapar de la catedral. Sin embargo, promete
liberarlo de su maleficio, y le dice dónde se encuentra su escondite, La
Corte de los Milagros, y que atacará al amanecer con mil hombres. Febo,
con más fuerzas, invita a Quasimodo a advertir a los gitanos de los
planes de Frollo; pero el campanero se rehúsa, argumentando que ya no
quiere más problemas. Aún así Febo se marcha y las gárgolas terminan por
convencerlo.
Quasimodo alcanza a Febo y le habla del amuleto que le regaló
Esmeralda. Juntos tratan de descifrarlo y finalmente descubren que es un
mapa que los lleva al cementerio. Allí encuentran una tumba que en
realidad es una puerta secreta y bajan por ella hacia unos pasadizos
subterráneos. Sin embargo son apresados por los gitanos pensando que son
espías, por lo que en un rápido juicio los condenan a la horca por
haber hallado La Corte de los Milagros. Pero Esmeralda logra interferir a
tiempo, y ellos los previenen de los planes del juez. Para su
desgracia, justo cuando los gitanos comienzan a guardar sus cosas para
escapar, Frollo y sus hombres irrumpen en la guarida, y el juez agradece
frente a todos a Quasimodo su ayuda para encontrar la Corte. Así,
condena a todos, incluyendo a Febo, a la hoguera, y ordena que a
Quasimodo se lo encadene en el campanario. Esmeralda está atada a una estaca a punto de ser quemada. Frollo se
le acerca, pero como ella se niega a convertirse en su amada, recibe una
vez más un insulto, por lo que decide terminar de matarla. Quasimodo,
al ver que la están quemando, logra desatarse y rescatarla, mientras que
Febo y el resto de pueblo encerrado se liberan y comienzan a luchar
contra los soldados de Frollo, causando caos en Notre Dame. Este decide
entrar a la catedral para asesinar a Quasimodo y Esmeralda. Estos
comienzan a huir, quedando Quasimodo colgado del balcón con Esmeralda
intentando sostenerlo, mientras que Frollo se revela ante el campanero
como el verdadero asesino de su madre. Después de eso, Frollo usa su
capa para tirar a Quasimodo, haciendo que los dos queden colgados, pero
Frollo se balancea hacia el pilar de su derecha, y mientras Esmeralda
trata de sostener a Quasimodo, éste queda inconsciente por el humo de
las llamas. En un último intento para matarlos, dice "Y Él castigara a
los malvados, y los condenara al fuego infernal". Después de terminar la
frase y antes de dar el golpe de gracia, el pilar en donde Frollo
estaba parado se derrumba, haciendo que pierda el equilibrio y tenga que
sostenerse de la misma. Frollo ve como la Gárgola del pilar cobra vida
y, finalmente, Frollo grita aterrado y muere al caer desde una gran
altura al río de cobre derretido que Quasimodo había arrojado alrededor
de la catedral. Esmeralda no resiste el peso y suelta a Quasimodo, pero
es salvado unos pisos más abajo por Febo. Ante esto, el campanero
entonces le agradece con un abrazo y acepta entonces el amor entre
Esmeralda y Febo. Los tres salen de la catedral a la luz de un día
soleado, pero Quasimodo comienza a sentirse rechazado por el pueblo. Sin
embargo, para su sorpresa, una niña se acerca a Quasimodo y lo abraza,
permitiendo que el resto de las personas finalmente le den la bienvenida
a su sociedad, recibiéndolo como a un héroe.
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